AVISO DE DERRUMBE.
FASE I.

1.-BREVE DESCRIPCIÓN:
“Aviso de derrumbe” fue un circuito de intervenciones artísticas realizadas en la región del Maule (Chile) durante el año 2015-16, en la localidad rural de Colbún. Este trabajo, realizado en mi lugar de residencia (localidad rural llamada Rabones, a 5 kms de la mega central hidroeléctrica Colbún Machicura) fue abordado como contrapunto entre la tecnología ancestral de las construcciones de adobe (barro, paja y agua) y la tecnología actual de transmisión de información realizada por la fibra óptica. La fibra óptica fue utilizada como una técnica de transmisión lumínica, convirtiendo objetos y edificaciones de barro semi-derruídas en ruinas electrificadas.
En la primera intervención se recopiló adobe de una casa antigua de Colbún, derrumbada por el último gran terremoto, cuyo material fue reciclado para fabricar 9 tinajas, realizadas in situ, sin ser cocidas, con el fin de que el adobe, al secarse, abriera sus propias y naturales grietas para, posteriormente, ser iluminadas con fibra óptica.”
“En este trabajo se activaron sistemas auto-perceptivos en el sentido que el artista/observador se encuentra dentro del mismo tiempo y lugar de los hechos que observa, es decir como una especie de dispositivo cibernético de segundo orden donde se estrecha la distancia sujeto-objeto. Esto implicó explorar y activar mi entorno más próximo, donde el sujeto epistémico surgía al apar de lo investigado
2.-FICHA TÉCNICA:
Título:“Aviso de derrumbe”
Año:2015-2016
Lugar de realización: Rabones, Chile.
Categoría: Instalación site-specific
Dimensiones:9 tinajas de barro de 1.00x0.80 aproximadamente
Técnica: Modelado directo. Construcción por bloques; Iluminación por fibra óptica.
Materiales: Barro, paja, agua, fibra óptica, iluminadores LEDS, RGB.
Lugar de exhibión: Ciclo “Aviso de derrumbe”. Rabones, residencia de la artista.
Palabras claves: ruralidad, contaminación electromagnética, paisaje electrificado, derrumbe, adobe.
En la primera intervención se recopiló adobe de una casa antigua de Colbún, derrumbada por el último gran terremoto, cuyo material fue reciclado para fabricar 9 tinajas, realizadas in situ, sin ser cocidas, con el fin de que el adobe, al secarse, abriera sus propias y naturales grietas para, posteriormente, ser iluminadas con fibra óptica.”
“En este trabajo se activaron sistemas auto-perceptivos en el sentido que el artista/observador se encuentra dentro del mismo tiempo y lugar de los hechos que observa, es decir como una especie de dispositivo cibernético de segundo orden donde se estrecha la distancia sujeto-objeto. Esto implicó explorar y activar mi entorno más próximo, donde el sujeto epistémico surgía al apar de lo investigado
2.-FICHA TÉCNICA:
Título:“Aviso de derrumbe”
Año:2015-2016
Lugar de realización: Rabones, Chile.
Categoría: Instalación site-specific
Dimensiones:9 tinajas de barro de 1.00x0.80 aproximadamente
Técnica: Modelado directo. Construcción por bloques; Iluminación por fibra óptica.
Materiales: Barro, paja, agua, fibra óptica, iluminadores LEDS, RGB.
Lugar de exhibión: Ciclo “Aviso de derrumbe”. Rabones, residencia de la artista.
Palabras claves: ruralidad, contaminación electromagnética, paisaje electrificado, derrumbe, adobe.
3.- PROCESO DE INVESTIGACIÓN MATERIAL. ADOBE Y LUZ:






















AVISO DE DERRUMBE
“Venirse abajo, deseo de la caída, deseo que es el impulso y la atracción de la caída,
y caemos siempre varios, caída múltiple, cada uno se sujeta a otro que es él mismo
y es la disolución – la dispersión- de sí, y esa sujeción es la precipitación misma,
la huida pavorosa, la muerte fuera de la muerte”
(Maurice Blanchard, Escritura del desastre, 2015, p. 47).
Aviso de derrumbe fue un circuito de intervenciones artísticas realizadas en la región del Maule, Chile, durante el año 2015-16. Nace en la comuna donde se genera y transmite la energía elécrica para todo el país: Colbún, una zona rural. Esta producción artística habla de energía electromagnética y derrumbe.
Aviso de derrumbe ocupa la transmisión de energía lumínica, mediante la tecnología de la fibra óptica, atravesando edificaciones y objetos de adobe en proceso de derrumbe. Esta operación se realizó en tres locaciones: en primer lugar en la localidad rural de Rabones, mi lugar de residencia, iluminando las grietas de un conjunto de tinajas de adobe; una segunda operación se practicó iluminando el frontis de una casona (s. XIX) de Villa Alegre, en ruinas por el terremoto de 2010, actualmente con orden de demolición; y, en una tercera y última operación artística se iluminaron las grietas de un mural de adobe que representa una cartografía del trazado de líneas de alta tensión que atraviesan la comuna de Colbún.
La imagen de unas tinajas de barro y del frontis de una antigua casona de adobe agrietadas, busca reflexionar sobre la condición de ambigüedad de estos objetos que transitan en tensión, como signo de fractura, desde un pasado rural hacia un paisaje intervenido por mega industrias de toda índole. Esta dicotomía temporal, dada por la relación pasado/futuro, ya nos adelanta que una de las fuerzas se sobrepasa y el desastre asoma para romper el precario equilibrio de los opuestos: natural/artificial, rural/urbano, campo/ciudad, analógico/digital… adobe/fibra óptica. Este último contraste muestra la relación entre la tecnología ancestral y la tecnología actual de transmisión de información. La fibra óptica es utilizada aquí como aquella técnica que transmite energía lumínica para convertir el adobe en una especie de ruina electrificada.
En los cuerpos de adobe intervenidos con luz eléctrica, no sabemos a ciencia cierta si los fragmentos que conforman la totalidad están a punto de estallar o, al contrario, se han vuelto a unir. Esta instantaneidad entre pasado (el objeto a punto de derrumbarse) y futuro (lo ya derrumbado y restaurado) define también el lugar donde se equilibran los opuestos (fragmento/totalidad) cuya valencia neutral nos sitúa en una atemporalidad o privación del tiempo, un congelamiento donde no sabemos si ese instante pertenece al pasado o al futuro. Un tercer elemento surge entre fragmento y totalidad: grietas que en este trabajo se iluminan para evidenciar dicha tensión. La grieta iluminada pareciera estar llamada a regular la relación entre fragmento y totalidad.
La fragilidad que presenta esta duda sobre el instante del agrietamiento (condición natural del adobe al secarse) remite también al hecho de que el tiempo en la tinaja de barro se detiene en el presente porque está vivo. Pareciera que el adobe respirara por las grietas, y presenciáramos sus fases de inspiración y expiración. En cierto modo, esta respiración se da porque el adobe es un material vivo que necesita respirar, incluso transpirar. Su fragilidad representa la vulnerabilidad de la naturaleza y de la vida humana que en ella habita, pero también su capacidad de regenerarse en ciclos de vida-muerte eternos y reciclables. Si el barro tuviera que adquirir una forma bajo su propia voluntad ésta sería esférica y circular como la tierra misma. La circularidad de la tinaja de adobe responde en cierta medida al origen de su esencia y al mandato tácito de su fecundidad.
Por otra parte, la luz que llena y fluye por las grietas en este trabajo lo hace transmitiendo y transitando por la historia de su propia trayectoria. Su última y más gran expresión es la luz eléctrica, la que, llevada a los hogares de los más alejados confines del planeta, reduce y repliega la amenaza de la naturaleza y la precariedad de la vida rural.
En mi investigación artística, la luz abandona su valor estético y de representación, para apropiarse de la imagen de un conflicto, es más, la de su propio conflicto: su posible desaparición como forma eléctrica en el contexto de una eventual y anunciada crisis energética y su consecuente caída de la red eléctrica. Si saltaran los fusibles, Colbún y su central hidroeléctrica sería un buen lugar para vivenciarlo¡¡
Resulta paradojal que un embalse artificial destinado a la generación de electricidad, que sustenta y abastece un modo de vida de alto consumo energético (industria, ciudad y tecnología), concentre a su alrededor un modo de vida eminentemente rural. Algunas personas en Colbún recuerdan la llegada de la luz eléctrica a sus hogares hace tan solo 20 años. Que la historia de una misma persona contenga –sin mediar, siquiera, una generación – la vivencia de una pre-modernidad rural sin luz eléctrica y, al mismo tiempo, la llegada del progreso industrial energético, convierte al lugar que habita en un contra-espacio de la modernidad; un lugar que respira en el pasado y exhala en el futuro. Como las tinajas, Colbún y lugares depredados por la industria, respiran a través de sus grietas y son, al mismo tiempo, las nuevas grietas en la tierra. Esta tensión no se da en estos momentos en las ciudades (extinguida ya la vida natural y dominada por la artificial) ni tampoco en paisajes idílicos, sin intervención industrial (los que seguramente podríamos contar con los dedos de la mano).Terrenos yermos y estériles, grietas y surcos en el globo terráqueo, representan la vida después de la muerte donde ronda la imagen del desmoronamiento global.